La vitamina C es vital para la salud, por ejemplo, ayuda al desarrollo de los dientes y las encías, mantiene sana la piel, protege a las personas de los resfríos y su ingesta previene el escorbuto.
Desde el punto de vista molecular, las frutas ricas en Vitamina C son poderosos antioxidantes que protegen a las membranas celulares y el ADN del daño causado por los radicales libres u oxidantes, moléculas inestables con gran poder reactivo que se forman partir del oxígeno metabolizado por las células del organismo.
La doctora Serena Guarnieri y un equipo de investigadores del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad de Milán, Italia, realizaron un experimento cuyos resultados indicarían que el jugo de naranja tiene una mayor capacidad antioxidante que la vitamina C sola. Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista científica British Journal of Nutrition.
En el estudio participaron siete jóvenes a quienes se les dio de beber un vaso de jugo de naranja, un vaso de agua con tabletas de vitamina C diluida y un vaso de agua con azúcar, en ocasiones separadas por intervalos de dos semanas.
El vaso de jugo de naranja y el vaso de agua con tabletas de vitamina C diluidas contenían 150 miligramos de vitamina C cada una, mientras que la bebida de agua mezclada con azúcar no contenía esa vitamina.
Cada vez que los voluntarios del experimento bebían alguno de esas bebidas, los investigadores extraían muestras de sangre cada hora durante ocho horas y una vez más 24 horas después. Guarnieri y sus colegas no se sorprendieron al ver que los niveles de vitamina C habían aumentado en el plasma sanguíneo de los participantes en las ocasiones que habían bebido el jugo de naranja y el agua que contenía vitamina C.
Posteriormente, las muestras de sangre fueron expuestas a peróxido de hidrógeno, una sustancia oxidativa que daña el ADN de las células.
Los autores del estudio determinaron el daño causado por esos oxidantes en el ADN de las células mononucleares de la sangre y notaron que el perjuicio era significativamente menor en las muestras de sangre extraídas horas después que los voluntarios bebieran jugo de naranja.
“Parece que la vitamina C no es el único responsable de la protección antioxidante, hay algo más que esta actuando”, afirma Guarnieri.
Posiblemente en la fruta están presentes otras sustancias beneficiosas que interactúan con la vitamina C y que potencian el efecto antioxidante. La forma en que da esa interacción por el momento constituye un acertijo a resolver, señala Guarnieri.
Según la investigadora, es posible que esas sustancias que interactúan con la vitamina C sean fitoquímicos, como carotenoides, cianidina-3-glucósido y flavanoles, que se encuentran en la naranja. Por tal razón, los investigadores de la Universidad de Milán planean llevar a cabo más investigaciones que respondan ese interrogante.