La alfalfa contiene entre sus principales compuestos sales minerales, fosfatos de sodio y calcio, en las semillas contiene inositol hexafosfato de calcio y sodio en forma orgánica, y una pequeña cantidad de cloruro de magnesio.
La infusión de 20 gramos de hojas y semillas en 150 mililitros de agua es suficiente para hacer un té de alfalfa, el cual si es tomado en ayunas es muy útil para favorecer al crecimiento de los niños anémicos o desnutridos. La acción tónica y estimulante de la nutrición se explica por la gran cantidad de fosfatos reforzados por la vitamina C que la planta contiene.
Este té también es recomendado en las señoras en estado de embarazo, ya que favorece la asimilación de las sales de calcio, así como en las madres que amamantan a los bebés ya que el té aumenta la secreción láctea.
En todos los estados de desnutrición en edad adulta, especialmente en personas convalecientes de enfermedades infecciosas, es muy útil el empleo del té de alfalfa para tonificar el organismo.
En personas que sufren dispepsia (Los síntomas de dispepsia incluyen dolor o molestias en el abdomen superior así como síntomas de quemazón, presión o plenitud), especialmente cuando hay atonía (Es la ausencia de tono muscular en el tracto intestinal. Hay un bloqueo parcial o total con interrupción del paso del contenido del intestino a través del mismo), de las funciones digestivas y falta de apetito, en este caso es igualmente recomendable el tomar este té de alfalfa.